Ellos



¿Qué es la felicidad?

La ausencia de miedo

















martes, 24 de marzo de 2009

La tentación vive (A) dentro

Cada día más y más gorda.... y esta hamburguesa no deja de mirarme, y aquel chico tampoco, pero él con asco. Siento sus ganas de vomitarme en la cara y gritarme ¡Gorda de mierda, no perteneces a mi mundo, muérete gorda, no quiero olerte cerca de mí!

Más ketchup, más mostaza, que mi boca babee placer grasiento. ¡Jódanse flacas asquerosas!; tiran de la cadena y hasta la dignidad se les va con las dietas. Qué lindo verlas pasear huesudas, con sus laxantes maridos y sus pequeños futuros depresivos gritando ¡mamá pan!

¡Joder, voy a comerme otra! Voy a reventar de alegría bulímica, voy a poder con todos, incluso conmigo.... me duele… mi estómago, mi autoestima, me duele mi hambre, y mi cuerpo, que no es mío y lo soporto, lo llevo y no sé a donde. Me duelen las rodillas y la cabeza, ¿qué corto primero? Me duele tu mirada, tu sonrisa, tu diminutivo gordo… ¡porque soy gorda, no gordita!
Me duelo por ser, más que gorda, idiota.

jueves, 19 de marzo de 2009

Escritor

Es escritor y es guapo. Lo primero porque escribe y vende libros. Lo segundo porque tiene la piel morena y lisa, sin arrugas, y porque algunas mujeres se lo dijeron y él las creyó. Es escritor porque dice que no sabe hacer otra cosa -digamos trabajar-, y porque en una noche de soledad y tristeza, una voz grave y misteriosa se lo dijo: no lo dudes Escritor, posees el don del poeta, la sensibilidad, así que escribe... y desde entonces escribe rodeado de kilos de sensibilidad y azúcar. Es guapo y posa con sus libros; ¿cómo si no sabríamos el resto de mortales que es buen escritor? De perfil, de frente, pero siempre en compañía de su biblioteca, de sus títulos, de su currículo. Es escritor y sus escritos han sido traducidos a dos o tres idiomas; lo leen en portugués y francés, así que ojo, no es un cualquiera. Es escritor guapo y casi famoso, sólo le falta cruzar el charco sin ahogarse y gritarlo por los alrededores un poco más alto; después, la eternidad.
Es escritor, guapo y casi eterno… ¿dónde cojones se ha metido esa voz grave y misteriosa?

miércoles, 18 de marzo de 2009

La última generación


era mucho más fácil ser un genio en los años veinte, sólo
había 3 o 4 revistas literarias y si salías en ésas
4 0 5 veces podías acabar en el salón de Gertie,
cabía la posibilidad de que te fueras a tomar un vino con
Picasso, o
quizá sólo Miró.
y sí, si enviabas lo tuyo con matasellos de París
las probabilidades de publicar eran mucho mayores.
la mayoría de los autores ponían al final del manuscrito la
palabra
"París" y la fecha.
y con un mecenas había tiempo para
escribir, comer, beber, y hacer escapadas a Italia y a veces
a Grecia.
era agradable ser fotografiado con los tuyos
era agradable tener aspecto pulcro, enigmático y esbelto.
las fotos tomadas en la playa eran estupendas.
y sí, podías escribir cartas a los otros
15 ó 20
despotricando contra tal y cual.
podías recibir una carta de Ezra o Hem; a Ezra le gustaba
dar instrucciones y a Hem le gustaba ensayar sus escritos
en las cartas cuando no podía con ellos.
era un grandioso juego romántico en aquel entonces, rebosante
de la furia del
descubrimiento.
ahora
ahora somos muchísimos, cientos de revistas literarias,
cientos de editoriales, miles de títulos.
¿quién sobrevivirá entre semejante mantillo?
casi resulta impropio preguntarlo.
me remonto, leo los libros sobre las vidas de los chicos
y las chicas de los años veinte.
si ellos fueron la Generación Perdida, ¿qué seríamos nosotros,
aquí sentados entre las cabezas nucleares con nuestras
máquinas de escribir
eléctricas?
¿la Última Generación?
preferiría estar entre los Perdidos que entre los Últimos
pero mientras leo estos libros sobre
ellos
siento ternura y generosidad
mientras leo acerca del suicidio de Harry Crosby en su
habitación de hotel
con su puta
me resulta tan real como el grifo que ahora gotea
en el lavabo del cuarto de baño.
me gusta leer sobre ellos; Joyce ciego y merodeando por
las librerías como una tarántula, según decían.
Dos Passos con sus recortes de periódico, utilizando una
cinta
rosa para la máquina de escribir.
D. H. salido y cabreado, H. D. siendo lo bastante lista para
utilizar
sus iniciales, que parecían mucho más literarias que Hilda Doolittle.
G. B. Shaw, consolidado tiempo atrás, noble y
necio como la realeza, carne y cerebro a punto de tornarse
mármol. un
coñazo.
Huxley paseando su cerebro con enorme júbilo, arguyendo
con Lawrence que no estaba en las entrañas ni en las pelotas,
que la gloria estaba en el cráneo.
y ese paleto de Sinclair Lewis a punto de salir a la luz.
mientras tanto,
concluida la revolución, los rusos eran liberados y
agonizaban.
Gorki sin nada por lo que luchar, sentado en una habitación
intentando
dar con frases de alabanza al gobierno.
otros muchos quebrados en la victoria.
ahora
ahora somos muchísimos
pero deberíamos estar agradecidos, porque dentro de cien
años
si el mundo no es destruido, piensa, cuánto
quedará de todo esto:4nadie capaz de fracasar o triunfar de veras; sólo4un mérito relativo, más menguado si cabe pr
nuestra superioridad numérica.
todos seremos catalogados y archivados.
muy bien...
si aún tienes dudas sobre esa otra época
dorada
hubo otras criaturas curiosas: Richard
Aldington, Teddy Dreiser, F. Scott, Hart Crane, Wyndham
Lewis, la
Black Sun Press.
pero a mi modo de ver, los años veinte estuvieron centrados
sobre todo en Hemingway
saliendo de la guerra y empezando a escribir.
era todo tan sencillo, y tan deliciosamente claro
ahora
somos muchísimos.
Ernie, no tenías ni idea de lo bueno que fue aquello,
cuatro décadas después cuando te volaste los sesos en
el zumo de naranja.
aunque,
lo reconozco, no fue ésa tu mejor obra.
Charles Bukowski
Del libro: Guerra sin cesar (Poemas 1981-1984)
traducción de Eduardo Iriarte (Visor de poesía)

lunes, 16 de marzo de 2009

Norman Mailer


"La compensación de sentirse derrotado, tener lástima de uno mismo y dejarse llevar de la deseperación es que, si se bebe lo suficiente, la imaginación se pone a trabajar con una energía insospechada. No importa lo debilitada que parezca estar por semejante sucesión de desgracias: muy pronto funcionará a toda máquina".


Los tipos duros no bailan (1984). Norman Mailer

lunes, 9 de marzo de 2009

33



Hoy cumplo 33 años, la misma edad que tenía mi padre cuando murió (eso es al menos lo que dice mi madre).
Pienso que es una edad tan buena como mala, un número tan siniestro como otro cualquiera. Mi padre no se suicidó, no pidió morir a esa edad, pero se murió. Yo no he pedido morir, no he gritado al cielo rogándole a algún estúpido dios que me lleve, pero tampoco pedí nacer y llegar hasta aquí, hasta hoy, nueve de marzo de 2009; hasta estos 33 años. No estoy especialmente triste. Tampoco corro de alegría. Sólo estoy, sólo espero. Mañana ya tendré 33 años y un día, y la cadena me seguirá transportando. Seré más cobarde y más calvo; más pobre y menos ambicioso, pero sólo me importará a mí, y eso es un consuelo.
Hoy cumplo 33 años y miro fotos.
Fotos en donde se ve a mi padre delgado, con gafas, con pelo. Se le ve bien, casi guapo, y ahora yo tengo esa edad pero no soy como él, porque yo estoy vivo, sigo vivo, y mis fotos no serán tan bonitas. Hoy he decidido emborracharme de día, con sol y solo. Voy descubriendo que es la mejor manera para emborracharse. Un borracho rodeado de no borrachos es una cosa fea, pero un borracho rodeado sólo de una copa de vino y de frases, es una cosa menos fea, a mí me gusta.
Hoy cumplo 33 años y no sé si soy igual.
Igual que ayer, que antes de ayer, que pasado mañana. Mi cara cambia, mi piel se arruga y se llena de manchas; mi herencia es horrible, mi familia detestable. No pedí nacer, no sabía pedirlo. Por eso ahora lo escribo, ahora que sé, ahora que puedo, ahora que me da igual lo que pienses de mí, ahora que tengo la edad de mi padre y los segundos siguen pasando.
Hoy no sé si soy igual que ayer, pero bebo el vino que pago y no pido explicaciones. Hoy es mi cumpleaños y me miento, sólo así conseguiré sumar uno más, sólo así beberé otra copa de vino; sólo así te escribiré mañana.

martes, 3 de marzo de 2009

Bukowski



(...). Escribir nunca me ha costado trabajo. Que yo recuerde, siempre ha sido así: buscar una emisora de música clásica en la radio, encender un cigarrillo o un puro, abrir la botella. La máquina de escribir hacía el resto. Lo único que yo tenía que hacer era estar allí. Todo el proceso me permitía continuar cuando la vida en sí misma ofrecía muy poco, cuando la vida en sí misma ofrecía un espectáculo terrorífico. Siempre estaba la máquina de escribir para calmarme, para hablarme, para entretenerme, para salvarme el culo. Esencialmente era eso por lo que escribía: para salvarme el culo, para salvarme del manicomio, de las calles, de mí mismo. (...)

Fragmento de Hollywood(1989). Charles Bukowski