Ellos



¿Qué es la felicidad?

La ausencia de miedo

















miércoles, 29 de diciembre de 2010

El buitre

Había un buitre, picándome los pies. Ya había desgarrado las botas y los calcetines, ahora picaba ya la carne de los pies. Siempre picaba, volaba luego inquieto varias veces a mi alrededor y proseguía su trabajo. Pasó un señor por mi lado, miró un rato y preguntó por qué toleraba al buitre.
-Estoy indefenso- le dije-, llegó y comenzó a picar, entonces quise, naturalmente, espantarle, incluso intenté ahogarlo, pero un animal así tiene mucha fuerza; como quería saltarme a la cara, decidí sacrificar mis pies. Ya están prácticamente destrozados.
-No entiendo que se deje atormentar de ese modo, un tiro y el buitre está listo.
-¿Así de fácil?- dije yo-. ¿Podría hacerlo usted?
-Encantado- dijo el señor-, sólo tengo que ir a casa y traer mi escopeta. ¿Puede esperar una media hora?
-No lo sé- dije, y me puse rígido por el dolor-. Pero por favor, inténtelo por todos los medios.
-Bien- dijo el señor-, me daré prisa.
El buitre nos había escuchado durante la conversación, mirándonos sucesivamente a uno y a otro. Entonces me di cuenta de que lo había entendido todo, salió volando, se paró a cierta distancia y se inclinó para tomar impulso, luego introdujo el pico en mi boca como un lancero y me atravesó. Mientras caía hacia atrás, sentí, liberado, cómo se ahogaba sin salvación en mis entrañas, inundado en la sangre que se derramaba a torrentes.

El buitre (1920)
Franz Kafka

viernes, 24 de diciembre de 2010

Chéjov

Ahora, mientras escribo estos renglones, frena mi mano un miedo inculcado desde la infancia: me aterra parecer sentimental y ridículo. Cuando quiero mostrarme afectuoso y decir palabras tiernas, no consigo ser sincero (...)
Relato de un desconocido (1884)

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Ya está aquí

Despierta, esto no es un sueño. Ya está aquí, ha llegado el momento. Pero tranquilo, el guión está escrito, nada debe entonces preocuparte. No intentes nadar contracorriente. Te expondrás demasiado. Bicho raro, amargado, quizás nihilista puede que te llamen. Pero el Señor ya está aquí. Él es tu pastor y nada te falta.

Olvídalo. Abandona las viejas disputas familiares, el desprecio, la falsedad. Compórtate, se feliz aunque finjas, aunque tu dicha sea impuesta. Importante es que compres turrón. Ah, y no olvides un buen vino. Gástate el dinero que no tienes. Vende tu sonrisa, adáptate. Los demás harán lo mismo.

Despierta, ya te lo advertí, esto no es un sueño. El mundo nunca duerme mientras se pudre. Él ya está aquí, junto a todos nosotros. En realidad jamás nos ha abandonado. Nunca ha habido nada que temer mientras gemina perpetuo el salvador.

Olvídalo. Disfrútalo tú, vívelo tú, intenta engañarme mientras me aparto. Porque aislarse es imposible. Pero la oscura venda que cubría mis ojos cayó hace ya mucho tiempo. Yo, un puto nihilista. Quizás. Intenta convencerme que lo absurdo no es lo que nos empuja y gobierna. Bueno, no hace falta. Ya lo sé, soy un puto bicho raro, amargado, nihilista. Quizás.

Pues eso, que pases una feliz eso, NA-VI-DAD.

Animal Overboard


morgantani

viernes, 17 de diciembre de 2010

Serpiente en el edén sueco

...en 1909 se daba ya un racismo científico que por supuestos motivos sanitarios derivó en una ley de 1934 de esterilización forzosa para "sanear la raza sueca" y que estuvo vigente hasta 1975. "Era una aberración. Dice mucho de mi país: esa gran tolerancia y la falta de autocrítica ante lo que hace o dice el poder".

jueves, 16 de diciembre de 2010

Los espejos de Borges

El hecho se produjo hará unos cinco años. Bioy Casares había cenado conmigo esa noche y nos demoró una vasta polémica sobre la ejecución de una novela en primera persona, cuyo narrador omitiera o desfigurara los hechos e incurriera en diversas contradicciones, que permitieran a unos pocos lectores -a muy pocos lectores- la adivinación de una realidad atroz o banal. Desde el fondo remoto del corredor, el espejo nos acechaba. Descubrimos (en la alta noche ese descubrimiento es inevitable) que los espejos tienen algo monstruoso. Entonces Bioy Casares recordó que uno de los heresiarcas de Uqbar había declarado que los espejos y la cópula son abominables, porque multiplican el número de los hombres. Le pregunté el origen de esa memorable sentencia y me contestó que The Anglo-American Cyclopaedia la registraba, en su artículo sobre Uqbar.

Tlön, Uqbar, Orbis Tertius (Ficciones, 1944)

lunes, 13 de diciembre de 2010

Ensalada de canónigos



"La noche tiembla entre los brazos de los locos, de los pobres, de las ratas; y el eco de las penas que se gritan rebota y sigue su camino entre la nada: ¿tienes fuego, marihuana, trankimazin, cocaína?"
La ciudad esta noche (Ensalada de canónigos)

miércoles, 8 de diciembre de 2010

La inmovilidad de lo absurdo

Luchando contra la inmovilidad del pensamiento, que transcurre sin que a nadie le importe. Puede que a mí tampoco. No lo sé, hoy no tengo nada claro.
La esencia que nos define es absurda; todo lo es. Quizás mañana me convenga parar, reinventarme. Me dedicaré a experimentar, a no volver a desperdiciar más el tiempo en nimiedades. Pondré fin a la vida que he llevado hasta el momento, para que todo cambie y ya nada sea igual. Pero, ¿a quién le importa todo esto? A mí no, por supuesto. De lo contrario, dejaría de plantearme la certeza racional de lo absurdo.

martes, 7 de diciembre de 2010

La nave de Bruno Traven

Es posible que aquel hombre tuviera razón. Tal vez no fuera la bestia que parecía ser. ¿Por qué los hombres han de ser bestias? Yo más bien creo que la bestia es el Estado. El Estado que les arrebata los hijos a sus madres para arrojárselos a los ídolos. Este hombre es un servidor de la bestia, igual que el verdugo. Todo lo que aquel hombre me había dicho, se lo sabía de memoria. Seguro que había tenido que aprenderlo cuando hizo el examen para convertirse en cónsul. Las palabras le salían automáticamente. Tenía la respuesta apropiada para todo lo que iba a plantearle y me tapaba la boca inmediatamente. En cambio, cuando preguntó: "¿Tiene usted hambre? ¿Ha comido ya?", se convirtió de repente en un ser humano y dejó de estar al servivio de la bestia. Tener hambre es algo humano. Tener papeles es algo inhumano, algo antinatural. He ahí la diferencia. Y ésa es la razón por la que los hombres son cada vez menos humanos y se parecen cada vez más a figuras de papel maché. A la bestia no le sirven los hombres, dan dmasiado trabajo; las figuras de papel maché son más fáciles de manejar, se las puede poner en fila, guardan una uniformidad y facilitan mucho la vida de quienes sirven a la bestia. Yesser, yes, sir.
La nave de los muertos (Das Totenschiff, 1926)