
no sé si voy o permanezco
en esta niebla que me aísla
sin odio ni misericordia
todo lo ignoro del crepúsculo
esa guirnalda de imposibles
vengo de ahogos y estropajos
antres estaba / ya no estoy
sé que he dejado de escaparme
ya no respondo a nadie / a nada
he dicho no como un tañido
como un fragor como un repique
ahora estoy solo y sin hambre
me siento ingrávido y sin sed
no tengo huesos ni bisagras
no tengo ganas ni desgana
podría ser un esperpento
un trozo de alma / un alma entera
los muebles viejos y las calles
el bosque y todos los espejos
en un instante se esfumaron
o se inhumaron / ya no cuentan
[...] hay manos tiernas en que estuve
hay llantos en la lejanía
voces que alzan siete signos
que fueron letras de mi nombre
no sé qué hice / si es que hice
en la memoria falta un río
faltan afluentes / hay apenas
un arroyito que es de sangre
todo se borra / por lo pronto
me desvanezco / vuelvo al limbo
así / sin más / desaparecen
algunos desaparecidos
La vida ese paréntesis
La poesía suele no gustarme, pero cosas como Ésta me hacen replantear mis gustos.
ResponderEliminarPues sí, este soliloquio del desaparecido es muy bueno, es Benedetti el vidente; y hoy me atrevo a recomendarte su libro La Vida ese Paréntesis.
ResponderEliminarSaludos