Ellos



¿Qué es la felicidad?

La ausencia de miedo

















martes, 7 de diciembre de 2010

La nave de Bruno Traven

Es posible que aquel hombre tuviera razón. Tal vez no fuera la bestia que parecía ser. ¿Por qué los hombres han de ser bestias? Yo más bien creo que la bestia es el Estado. El Estado que les arrebata los hijos a sus madres para arrojárselos a los ídolos. Este hombre es un servidor de la bestia, igual que el verdugo. Todo lo que aquel hombre me había dicho, se lo sabía de memoria. Seguro que había tenido que aprenderlo cuando hizo el examen para convertirse en cónsul. Las palabras le salían automáticamente. Tenía la respuesta apropiada para todo lo que iba a plantearle y me tapaba la boca inmediatamente. En cambio, cuando preguntó: "¿Tiene usted hambre? ¿Ha comido ya?", se convirtió de repente en un ser humano y dejó de estar al servivio de la bestia. Tener hambre es algo humano. Tener papeles es algo inhumano, algo antinatural. He ahí la diferencia. Y ésa es la razón por la que los hombres son cada vez menos humanos y se parecen cada vez más a figuras de papel maché. A la bestia no le sirven los hombres, dan dmasiado trabajo; las figuras de papel maché son más fáciles de manejar, se las puede poner en fila, guardan una uniformidad y facilitan mucho la vida de quienes sirven a la bestia. Yesser, yes, sir.
La nave de los muertos (Das Totenschiff, 1926)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero la bestia también tiene hambre... y mucha.

Cachibuche dijo...

Me lo apunto....