-Hola Víctor, ¿qué tal está mi doctor favorito? Supongo que me llamas por la paciente que te envié, doña M.
-Sí, efectivamente, de ella quería hablarte.
-¿Y bien? ¿Es lo que yo te dije? No tiene nada ¿verdad? Ni ansiedad ni depresión. Bueno sí, un morro que se lo pisa.
-Ehh, espera. En mi opinión creo que hablamos de otra cosa.
-¿Otra cosa? ¿De qué?
-Pues creo que se trata de una paciente con inteligencia Borderline.
-¿Borderline? A ver, no te entiendo. ¿Quieres decir que su problema no tiene nada que ver con un conflicto laboral o…?
-No, no, nada de eso.
-Es que la dueña de la frutería me dijo que tuvo una pelea con ella por una tontería y… ¿Eso requiere algún tratamiento?
-Ninguno.
-¿Ninguno?
-Exacto. De momento, la estupidez no tiene cura.
-Sí, efectivamente, de ella quería hablarte.
-¿Y bien? ¿Es lo que yo te dije? No tiene nada ¿verdad? Ni ansiedad ni depresión. Bueno sí, un morro que se lo pisa.
-Ehh, espera. En mi opinión creo que hablamos de otra cosa.
-¿Otra cosa? ¿De qué?
-Pues creo que se trata de una paciente con inteligencia Borderline.
-¿Borderline? A ver, no te entiendo. ¿Quieres decir que su problema no tiene nada que ver con un conflicto laboral o…?
-No, no, nada de eso.
-Es que la dueña de la frutería me dijo que tuvo una pelea con ella por una tontería y… ¿Eso requiere algún tratamiento?
-Ninguno.
-¿Ninguno?
-Exacto. De momento, la estupidez no tiene cura.
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