Ellos



¿Qué es la felicidad?

La ausencia de miedo

















domingo, 13 de abril de 2008

¡Bésame!

Señor, no soy digna de que entres en mi cuerpo, pero tus labios bastarán para sanarme…
Todos los días tu sangre y tu pecho me iluminan en horas de espera, de rodillas te tengo y acostada te espero. El tiempo pasa, no te mueves, y te lloro como a nadie, ¡Señor te amo!
Te miro a los ojos con fuerza, te doy mi vida… con fuerza me la quito si lo pides, si me pides ahora, en el centro de esta fábrica del miedo, me doy en beso y alma. Ven, baja, déjame sentir tus huecos, tus costillas, déjame entrarte para salir de mí… ¡Bésame, bésame! Oh, mi señor…

1 comentario:

Ana J. dijo...

Irreverente,caliente, físicamente místico.
Qué cruz!

Me gusta. Mucho.