Ellos



¿Qué es la felicidad?

La ausencia de miedo

















miércoles, 28 de diciembre de 2011

Libro del cuervo (vídeo promo)





Lo mismo da rey que bufón, cura que obispo; a todos nos llega la hora de bailar con la más fea. Pero, mientras, vivimos creyendo que hay que ascender y prosperar y comprar una casa y pagar los créditos.

Libro del cuervo (ed. Idea-Aguere)

Jesús R. Castellano

martes, 27 de diciembre de 2011

Libro del cuervo


Esta novela narra los días de un hombre, degradado en su función laboral junto con otros compañeros, obligado a recorrer una misma ruta... hasta que un crimen absurdo acaba con las apariencias.


Libro del cuervo (Ediciones Aguere-Idea)
Jesús R. Castellano


sábado, 24 de diciembre de 2011

martes, 20 de diciembre de 2011

Diez deseos

(...) Diez deseos y unas palabras alentadoras preliminares, es lo que imagino que Martina me dice, la pienso contando con sus tersas manitas cada una de las cosas que me propone.
-Para empezar te digo que quiero follarte, mamarte la polla, abrirte mi coño para que se ahogue tu polla entre sus labios. Primero, cuando me estoy corriendo por el coño y mi cuerpo te grita ¡basta!, haz de parar y solo puedes mirarme. Segundo, lámeme, chúpame las nalgas después de chuparme el culo. Tercero, acaríciame la planta del pie y los deditos muy suavemente. Cuarto, bésame y acaríciame la nuca y baja por toda la columna llegando al inicio de las nalgas y ahí te paras. Quinto, pásame la punta de la lengua por la parte trasera de la rodilla. Sexto, dame esas palmaditas, unos azotitos en las nalgas. Séptimo, no aprietes hasta la extenuación las molletas de mis caderas cuando te cabalgo. No sé si sabes que apretar la celulitis duele. Octavo, no hagas gestos de sátiro en lugares públicos. En esos sitios manifiesta tu deseo por mí de forma sutil y discreta. Noveno, con las palmas de las manos bien estiradas acaricia las puntas de mis pezones serena y largamente. Décimo, cuando te pida que digas algo obsceno tendrás que ser descarado y atrevido y decirme que me amas.
Sí, imagino que Martina me habla y que cuenta con sus dedos cada uno de sus deseos. Me parece que con sus gruesos labios, como un prestidigitador con sus manos, está a punto de hacer un truco en mi vida y hacerme humanamente feliz.
Salvar el abismo. A veces estamos todos atrapados, no hay ninguna posibilidad y de repente se enciende la luz para alguno. Voy camino a casa, me espera Martina, soy un tío con suerte, eso es todo. (...) voy a casa, con Martina, mi muñeca inflable que compré por correo. Y mientras subo en el ascensor pienso que el mundo ha enloquecido, que la vida tiene los días contados. Y que la gente cae y cae en un negro agujero sin fondo en un perdido lugar del universo.

Manifiesto sobre el placer de una dama
Y fumar puede matar (Eds Idea Aguere, 2010)
Marcelino Marichal (Capitán M)

domingo, 18 de diciembre de 2011

V.O.S


Es muy joven y muy niña y rosa, pestañas postizas. Escribe en el móvil y a mí esta hoja no me suelta.

8 minutos a La Trinidad,

destino La Trinidad

El túnel y su cara manchada, flaca, tensión en el cuello como Leticia, princesa, alianza de oro gastado.

Centro comercial del mueble

Mi reflejo toca en la ventanilla: deja de flipar, Kase o, Xhelazz, violador sin verso.

Sujétese a las barras si viaja de pie

Desde aquí las luces siguen siendo amarillas, abajo, cerca del mar.

Y la niña es muy niña y muy rosa, carretera gris… toc, toc, toc:

fin de trayecto

viernes, 16 de diciembre de 2011

Todo acaba

El oncólogo José Luis Guinot perdió a su madre a los 19 años y su brusca relación con la muerte no ha cesado. Ahora es jefe de Oncología Radioterápica en el Instituto Valenciano de Oncología. Los dramas por el cáncer pasan por sus manos a diario. Guinot acaba de publicar 'Al final de este viaje' (Alianza), un libro sobre el final de la vida.

-¿Cómo hemos de prepararnos para la muerte?

-Viviendo con plena intensidad y siendo conscientes de que en algún momento acabará la vida. Por tanto, hemos de cambiar la pregunta: ¿cuál es la mejor forma de vivir? Toda la segunda parte del libro habla de ello: en qué basamos la vida. Si la apoyamos en nuestro bienestar físico, antes o después fallará. Si la apoyamos en una única persona, cuando esta desaparezca se nos caerá el mundo encima. Si la apoyamos en el trabajo, llegará la jubilación. Por eso, la mejor forma de vivir y llegar al final sin lamentarnos de haber querido vivir de otra forma es precisamente no estar apoyado o ligado a muchas cosas. Vivir, como decía Antonio Machado, 'ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar'. No estar ligado a muchas cosas para no depender de ellas. Disfrutar de ellas, pero sin estar ligados.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Fumando espero...



(...) Irene lleva puesto un vaquero apretado y una camiseta que deja a la vista su ombligo. Cuando llegó al lugar donde habíamos quedado, lo señaló y me dijo: mira, es un piercing, ¿te gusta?, me lo he puesto por ti, a ti te gustan estas cosas, ¿verdad? No sé de dónde habrá sacado esa idea, no recuerdo haber dicho nada al respecto en las cuatro citas anteriores, sólo dije que no me importaría hacerme un tatuaje, sólo eso, pero la verdad es que esa bolita de plata no le queda nada mal.

Sigue hablando. Parlotea como una urraca creída pavo real, parece estar haciendo un resumen de todas las mentiras cotidianas, de toda su basura diaria. Habla y me mira y hace gestos con las manos. Pretende que yo me la crea sin anestesia, sin alcohol, aquí y ahora, a media tarde, con sólo un café en el estómago. Suerte para los dos que sólo tengo eso en el estómago.

(...) Hormigas me suben por los pies. Desde que nos hemos sentado aquí no me he movido, y no tengo reloj, nunca lo he tenido, pero aseguro que esta mujer lleva hablando sin para alrededor de cuarenta terribles minutos.

¿Cuántas cosas se pueden hacer en ese tiempo? Ya me han llegado a los muslos, son pequeñas y negras, éstas no muerden, creo, pero no estoy seguro. Por si acaso me las sacudo y sigo...

Ensalada de canónigos (Ed Idea, 2009)

JRamallo

viernes, 9 de diciembre de 2011

Preferiría no hacerlo


(...) Mis primeras emociones habían sido de melancolía pura y de piedad sincerísima; pero, a medida que la soledad de Bartleby fue creciendo en mi imaginación, esa misma melancolía se fundió en temor, y la piedad en repulsión. Es cierto, y a la vez terrible, que, hasta cierto punto, el pensamiento o la contemplación de la miseria despierta en nosotros los mejores sentimientos; pero, en ciertos casos especiales, una vez rebasado ese punto, ya no es así. Se equivocan los que afirman que, invariablemente, esto se debe al egoísmo inherente al corazón del hombre. Más bien procede de una cierta ausencia de esperanza para remediar un mal orgánico y excesivo. (...)

(...) Dejando de lado otras consideraciones más elevadas, la caridad muchas veces actúa como principio sabio y prudente, como una verdadera salvaguarda de quien la practica. Los hombres han cometido asesinatos por celos, por ira, por odio, por egoísmo y por orgullo espiritual; pero jamás he oído hablar de un hombre que haya cometido un asesinato por caridad. Si no puede alegarse otro motivo mejor, el simple egoísmo debería inducir, sobre todo a los hombres exaltados, a la caridad y la filantropía. (...)

Bartleby, el escribiente
Herman Melville

jueves, 8 de diciembre de 2011

10x3 Superseries biceps-triceps

Foto: Morgantani

Cierro la puerta, en pocos minutos empiezo a disfrutar de mis secas depresiones.
Se abren viejas heridas con más rencor que tristeza. Sin motivación no me monto ningún espectáculo, sin motivación para falsear gestos, sin nada de amabilidad personal.
No me había dado cuenta aunque ya alguien me lo dijo, el espejo está devolviendo una mirada con arrugas.
Ya no somos un cuerpo con 30 kilos de anarquía, ya no tengo tesoros en los bolsillos.
Soy mi muerte, la única que de verdad me importa.
Estoy preocupado por estar vivo.
Me parece que uno ya no es dueño de su memoria, ni de nada, que la vida es como el amor, una palabra de cuatro letras.
En algunas grabaciones que se perdieron...

lunes, 5 de diciembre de 2011

domingo, 4 de diciembre de 2011

jueves, 1 de diciembre de 2011

Oferta y demanda


En la calle
marea de carne desconocida.
Deambula, atropellando, sedienta
de distracciones; mala educación.
Mis ojos obligados a
mirar lo ridículo:
barra libre.

Dolor de espalda,
pesadez de piernas.
Las ideas son ruido,
sólo ruido, inexacto
y veo las sombras pasar
como quien diseña la inercia.

Corazón, voluntad, espíritu inmotivado,
huye de la humanidad
doblando esa esquina
que a nadie
le importa.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Un mundo de tentaciones

Prendido
a tu botella vacía,
esa que antes, siempre tuvo gusto a nada.
apretando los dedos, agarrándole, dándole mi vida,
a ese para-avalanchas
cuando era niño,
y conocí el estadio azteca,
me quedé duro, me aplastó ver al gigante,
de grande me volvió a pasar lo mismo,
pero ya estaba duro mucho antes...
dicen que hay,
dicen que hay,
un mundo de tentaciones,
también hay caramelos
con forma de corazones...
dicen que hay,
bueno, malo,
dicen que hay mas o menos,
dicen que hay algo que tener,
y no muchos tenemos...
y no muchos tenemos...
prendido,
a tu botella vacía,
esa que antes, siempre tuvo gusto a nada.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Existen demasiados nombres para todo:

explicaciones, definiciones, comillas.

No queda espacio entre tanta piedra;

no hay caras en estos espejos.

Sólo flashes,

carne que viene y va,

pies vestidos que huyen

de la temida desnudez.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Los Santos Inocentes

Han ganado Los Santos Inocentes.
Ni bien ni mal, sólo eso.
Un camino, una línea recta y un Dios, el suyo.
Y en la calle carrozas con policías guardan el silencio, aseguran la higiene.
Han ganado Los Santos Inocentes.
Ni bien ni mal.
Ni más, ni menos.


viernes, 18 de noviembre de 2011

In Culto


No tengo ni idea de lo que es la cultura, de qué lenguaje utiliza si es que lo tiene, de si puedo o no puedo hablarla, entenderla, ni mucho menos crearla.

Trascender podría ser un buen fin, una respuesta para preguntas cotidianas que me distraen, el esfuerzo no me asusta, pero sí el vacío que viene tras él. O quizás permanecer quieto, inmóvil en la prisa por ser algo o alguien, no importa qué o quién, no importan las dignidades que caigan, está pasada de moda la coherencia, y cualquier pastilla vale si en el prospecto, como única contraindicación, aparece la humildad.


No, no tengo esa idea de cultura que me haría falta para dejar de ser como soy, lo que soy.


Siempre me ha gustado probar, quise ser campeón de todo y el mejor después, quise ganarme un lugar en la historia y he practicado multitud de estupideces en mi camino. Así pasé de campeón infantil de judo, a seminiño; de triste creído, a adulto. Y cuando me pienso viejo me asaltan dudas, ¿quiero serlo?, ¿sabré serlo?, ¿la cultura me ayudará?


Algunos libros he leído, muchos o pocos me lo preguntaba antes de ayer, hoy no lo hago, y mañana dejaré de leer, no me vaya a sentar mal. Entenderlos me lleva un tiempo y las carreras no me gustan, tragar y tragar líneas para llenar paredes no es una afición que haya heredado, más bien crecí sin aficiones entendidas, todo era lícito en un cerebro torpe de aburrimiento.


Revisar las tripas de otros siempre me parece interesante, las mías suenan y las escucho, pero las ajenas son las que de verdad me motivan. Historias escritas desde la basura que dentro de cada uno se crece, cultura de suciedad que en mi caso huele a limón, la naranja la dejo para los ortodoxos, yo de momento soy hetero.

No, no termino de visualizar su forma, de sentir su textura. Cuerpos hermosos llaman mi atención y debo repartir mi vista: un ojo por aquí, otro por allá, y siempre Jazz de recién llegado. Todo sería más fácil si el sexo fuera materia no optativa, y el culto al culo, asignatura para subir nota. Aún así, la poesía todavía me pone, y cuando estamos solos nos utilizamos masturbándonos mutuamente, aunque he de reconocer que ella me lo hace mejor.


Soy metálico
en el jardín botánico.
Con mi pensamiento
sigo el movimiento,
de los peces,
en el agua.