Aman Cala
Ellos
¿Qué es la felicidad?
La ausencia de miedo
lunes, 29 de noviembre de 2010
Inconciencia
Aman Cala
domingo, 28 de noviembre de 2010
viernes, 26 de noviembre de 2010
martes, 23 de noviembre de 2010
sin título
lunes, 22 de noviembre de 2010
Realidad
El anciano es arrastrado por la silla de ruedas. Su cabeza ladeada se balancea al ritmo del desnivel del paseo. Babero azul. Una liana de saliva cuelga de su boca, columpiándose alrededor de su pecho. Mirada perdida de ojos que no observan qué o quién lo arrastra. Todo da igual, ya no importa. ¿Merece la pena vivir así?
El barbudo camina. Sucio, distraído. Saca cuentas de algo mientras habla con alguien que no veo. Para él yo no existo. Pasa junto a mí y sigue su camino. Me giro y sigue conversando y contando.
Ayer murió otra mujer. Fue cerca de mi casa. La mató su marido. Suma y sigue. Nada va cambiar hasta que las mujeres espabilen, hasta equilibrar la balanza. Se nos ha olvidado que somos animales y como tal nos comportamos. Eso será así por siempre. Matar ellas primero; la única solución.
-Sabes, hay gente a la que no le gusta lo que escribo. Me dicen que no pueden leerlo. Les resulta todo muy… real.
-Ahh, si claro. Es muy duro saber que existen esas cosas. Hoy en día, a la gente no le gusta eso.
-¿El qué?
-La realidad.
sábado, 20 de noviembre de 2010
miércoles, 17 de noviembre de 2010
Cólera
lunes, 15 de noviembre de 2010
sin título
Apestas con tus batallones de buenas intenciones, cuando te justificas por todo.
Amores como noches en vela, te olvidaré, seguro, te lo juro. Apaga la luz, vete.
Loca: -Mi amor eterno...
Cabrón: -Te quiero para siempre...
Buagh....... Chúpamela.
El aire fresco que no entra por mi ventana, en mi estómago las mariposas muertas, en la azotea mis suicidas intenciones.
domingo, 14 de noviembre de 2010
Santa Cruz
Esta ciudad es decadencia pura, ni rastro de alegría. La coca y los apellidos se la cargaron; ahora violan al muerto y venden turnos.
Sabiduría
-Te das cuenta, tu que tienes pinta de haber vivido, lo capullo que puede llegar a ser un tío- le digo al fulano.
-¿Queeee?- me contesta con voz ronca y aletargada.
-Si, ya sabes, lo que llevo un rato diciéndole a este tío, que no está aprovechando las oportunidades. Él que tiene la luz verde.
-Ahh eso. Te voy a decir una cosa, yo que he sido el mayor hijoputa con las mujeres, no no no por maltrato, sino simplemente por hijoputa: folla todo lo que puedas. Tooodo. Después de eso, no queda nada. Alcohol, peleas, depresión y soledad. Folla todo lo que puedas, desgástate amigo…- hablaba y hablaba. Alex quería marcharse. ¡Coño, espera y escucha! Quizá aprendas algo, o al menos a saber como no cagarla. Y siguió así durante un rato. Nos describió como había sido y era su vida. Pero su mensaje estaba claro: disfruta los buenos momentos porque la vida está llena de miserias. Mírame a mí ahora, decía, mírame. ¿Lo entiendes verdad?
Suficiente por hoy. Ya se había hecho tarde para mí y más aún para quién me esperaba. Nos despedimos del fulano mientra me pedía si lo invitaba a un cubata. ¡Claro! Tributo suficiente por un rato de sabiduría de barra de bar. Pero antes de irnos, el tipo miró a Alex con atención y mirada ebria, recordándole brevemente los consejos. Alex asentía. -… La vida tiene poco buenos momentos joder. Ya sabes lo que hay: aquí pan y en el cielo biscochones.
viernes, 12 de noviembre de 2010
jueves, 11 de noviembre de 2010
Vivir del cuento
A lo mejor hay otros que prefieren escribir durante la noche. No lo aconsejo. Nos estropea la piel, nos salen ojeras y nos rompe la imagen exitosa, juvenil y deportiva que tenemos que transmitir si queremos llegar a la gente y que la gente, claro, se fije en nosotros. Es importante que siempre aparezcamos como Julio iglesias, con una sonrisa de oreja a oreja y seguros de nosotros mismos. Lo importante es que nos compren los libros, no que los lean. Eso nos tiene que quedar claro. Y no me vale lo que digan los dogmáticos o los fundamentalistas de la palabra. Hay que lograr que el hombre o la mujer que nos ve por la tele o en las revistas se levante de su sillón y vaya a un centro comercial a preguntar por nuestros escritos. Tiene que emocionarse o envidiarnos, y nuestra satisfacción estará siempre en todos esos montones de libros que se lleva a su casa. Si encima los lee y le gustan, y por tanto los sigue comprando, pues miel sobre hojuelas; pero si ni siquiera les quita el plástico da igual. Ya lo compró, ya le sacamos un cuerpo más de ventaja a los otros, a los que también quieren vivir del cuento, aun cuando muchas veces se pongan aticistas y pedantes y nos critiquen. No entiendo a qué juegan: al final ellos también forman parte del mercadillo, y fracasar es no llegar a la gente, no vender. Lo disfrazan comparándose con Kafka, pobres infelices, o con Kennedy Toole, y a no ser que mueran como murieron sus admirados adalides no les llegará el milagro.
lunes, 8 de noviembre de 2010
¿Tú existes?
sábado, 6 de noviembre de 2010
It's my party...
sin título
Me gustaría verte sufrir. Sin saber que no te quedan mas vidas de puro cabrón, pensar... "Después de esto... cambiaré ". No creas que no he pensado que eres así por las cosas que te han pasado, pero sinceramente me la trae floja, has tenido tus revelaciones semanales o menstruales y te has hecho el que no ve, el que no tiene ojos, ni voluntad, ni auto sinceridad. Mereces que te releve tu próximo cabrón y lo descubramos prontito , para ir preparándole la bienvenida ... una bonita bienvenida.
morgantani
Rocky viene por detrás...
Vale, desquiciada, me importa poco si tienes depresión porque tu pareja se murió, así es la vida, tómate las pastillas y no jodas, todos tenemos problemas.
Loquia y yo subimos. En el ascensor comentamos lo sucedido, Loquia habla, yo suspiro y ronco un poco, nos entendemos.
-¿Tú qué crees, Ofelita? A mí me da que los pobres están tan locos como sus dueños… Pues sí, Loquia, debe ser eso, a todos nos pasa.
Me ha estresado un poco el asunto, así que voy a parar de pensar, voy a desconectar mi cerebro conectando la tele, seguro que dentro de un rato me siento mejor, sí, como ellos, sí, los humanos.
viernes, 5 de noviembre de 2010
Recordando
jueves, 4 de noviembre de 2010
El Capitán
No ha habido caballos hoy. Me siento extrañamente normal. Sé por qué Hemingway necesitaba las corridas de toros, le servían para enmarcar el cuadro, le recordaban dónde estaba y lo que era. A veces nos olvidamos, mientras pagamos los recibos del gas, cambiamos el aceite, etc. La mayoría de la gente no está preparada para la muerte, ni la suya ni la de nadie. Les sobresalta, les aterra. Es como una gran sorpresa. Demonios, no debería serlo. Yo llevo a la muerte en el bolsillo izquierdo. A veces la saco y hablo con ella: Hola, nena, ¿qué tal? ¿Cuándo vienes por mí? Estaré preparado.
No hay que lamentarse por la muerte, como no hay que lamentarse por una flor que crece. Lo terrible no es la muerte, sino las vidas que la gente vive o no vive hasta su muerte. No hacen honor a sus vidas, les mean encima. Las cagan. Estúpidos gilipollas. Se concentran demasiado en follar, ir al cine, el dinero, la familia, follar. Sus mentes están llenas de algodón. Se tragan a Dios sin pensar, se tragan la patria sin pensar. Muy pronto se olvidan de cómo pensar, dejan que otros piensen por ellos. Sus cerebros están rellenos de algodón. Son feos, hablan feo, caminan feo. Ponles la música de los siglos y no la oyen. La muerte de la mayoría de la gente es una farsa. No queda nada que pueda morir.
Veréis: necesito los caballos. O pierdo mi sentido del humor. Una cosa que la muerte no soporta es que te rías de ella. La risa verdadera deja fuera de combate las peores expectativas. No me río desde hace 3 o 4 semanas. Algo me está comiendo vivo. Me rasco, me retuerzo, miro a mi alrededor, intentando encontrarlo. El cazador es listo. No lo ves. O no la ves.
Conozco a dos editores que están muy ofendidos por la existencia de los ordenadores. Tengo dos cartas suyas, y despotrican contra el ordenador. Me sorprendió mucho la amargura de sus cartas. Y el infantilismo. Soy consciente de que el ordenador no puede escribir por mí. Si pudiera, no lo querría. Pero estos dos tipos se enrollaban demasiado. Insinuaban que el ordenador no era bueno para el espiritú. Bueno, muy pocas cosas lo son. Pero yo estoy a favor de la comodidad; si puedo escribir el doble y la calidad es la misma, entonces prefiero el ordenador. Cuando escribo vuelo, enciendo fuegos. Cuando escribo saco a la muerte de mi bolsillo izquierdo, la lanzo contra la pared y la agarro cuando rebota.
Estos tíos piensan que tienes que pasarte la vida en la cruz, y sangrando, para tener alma. Te quieren medio loco, babeándote la camisa. Yo ya me he cansado de la cruz, tengo el depósito hasta arriba. Si puedo seguir bajado de la cruz, me queda combustible de sobra para continuar. Demasiado combustible. Que se suban ellos a la cruz, les daré mi enhorabuena. pero el dolor no crea la escritura; la crea un escritor.
En cualquier caso, a llevar esto al taller, y cuando esos dos editores vean mi obra escrita a máquina otra vez, pensarán: Ah, Bukowski ha recuperado el alma. Esto se lee mucho mejor.
Ah, bueno, ¿qué sería de nosotros sin nuestros editores? O mejor aún, ¿qué sería de ellos sin nosotros?