Ellos



¿Qué es la felicidad?

La ausencia de miedo

















domingo, 31 de octubre de 2010

The universal


Lo que me gusta principalmente de este video es su estética, no tanto su música, recreando el bar lácteo Korova, donde Alex y su pandilla de drugos iban a beber leche plus, mientras planeaban la noche de ultraviolencia que les esperaba y les divertía tanto, en la maravillosa película La Naranja Mecánica, rodada en 1971 por el genial Stanley Kubrick, que causó en su época, un gran revuelo por su alto contenido en violencia. Si no la has visto, te la recomiendo.

martes, 26 de octubre de 2010

Dos animales en La Esfera

El Bisturí con Sueños, y yo con Decadencia y Despierto, en el número 2 de revista La Esfera

Pincha sobre la portada si quieres leerla

sábado, 23 de octubre de 2010

jueves, 21 de octubre de 2010

Identidad ficticia

En la opacidad de la habitación y con la luz tenue de la mañana, Andrés enciende su ordenador. Entra en la lista de contactos de su red social. La mayoría de ellos son jovencitos de quince o dieciséis años, no como él que acaba de cumplir los cincuenta y seis. Por supuesto, su identidad es ficticia: en la red tiene quince años. Va en busca de su amigo favorito, Juan Pedro, de quince años, deportista. Accede al álbum de fotos, pinchando una en la que aparece Juan Pedro en la playa, con el torso inverve desnudo y boca arriba tumbado sobre la arena. La mirada lasciva de Andrés escruta hasta la locura cada detalle de la foto, en un irrefrenable impulso enfermizo. Entonces aparta hacia un lado las braguitas que lleva puestas, saca su polla de ellas y comienza a darle al asunto. Arriba y abajo, arriba y abajo. Más y más rápido, asomando levemente un baba espumosa por la comisura de sus labios. Arriba y abajo, arriba y... Aaahhh. Termina, depositándolo todo irregularmente en el suelo, dejando caer pesadamente su cuerpo contra el respaldo de la silla. Andrés cierra fuerte sus ojos, intentando dejar su mente en blanco. Pero mientras lo hace, resbalan lentamente dos lágrimas por sus afiladas y temblorosas mejillas. Permanece así unos minutos hasta que, incorporándose bruscamente observa su reloj: ya es la hora de marcharse. Con prontitud, limpia minuciosamente el semen del piso y abre el armario de la habituación. Saca la sotana de los domingos y se viste. Recoge lo necesario y sale de casa. Diríase que no quiere llegar tarde a dar la misa del día.

martes, 19 de octubre de 2010

57 mujeres y 13 niños

Los tres cadáveres permanecieron cerca de una semana ocultos en la bañera del piso y el agrio hedor a descomposición atufará durante días el inmueble de Tarragona donde los Mossos d'Esquadra hallaron los cuerpos el pasado domingo: una mujer de 26 años y sus dos hijos, de seis y dos años (…)

viernes, 15 de octubre de 2010

Primer paso

"El escritor tiene que incomodar y el primer paso es incomodarse a sí mismo"
Anjel Lertxundi, Premio Nacional de Ensayo

lunes, 11 de octubre de 2010

Hijo de la ira

(...) Por supuesto que juzgo a las personas. Y siendo imparcial, considero que son culpables, y mi sentencia es colgarles por los huevos hasta que se les pongan rojos (o de algún otro color alegre). Todos son culpables, todos somos culpables. Venimos al mundo llenos de mierda pecadora, y tenemos que sacárnosla de dentro antes de que podamos subir a la gloria. (Lo pone así en el Libro Santo. El señó e un viejo cansao, con toas las penas sobre su epalda, y seguro que no pue etá subiendo a la mierda y a lo pecadore toos al cielo.)
¿Compasión? ¿Lástima? ¡Mierda de caballo! ¡Cagada d serpiente!
Nadie siente esas emociones porque son inexistentes. Puede creer que las siente, como me había ocurrido a mí con los Hadley por un instante. Pero ni siquiera son sombras de sustancia, apenas sombras de una sombra. Falsedad, sucedáneos, y, creedme, nunca son duraderas. Siempre hay alguien como Velie para devolverte el sentido común de un puñetazo.
Es un hecho científico, repetidamente demostrado, que todos nacemos con un grifo en el estómago. Cuando creemos que amamos, estamos padeciendo un ataque de ansias de follar, que es el término médico para definir que te apetece pillar y no sabes cómo hacerlo, y hace que el grifo gotee ácido en el duodeno. La más rápida y segura panacea para este malestar es un retrete privado, la página central del Playboy y darle una paliza, en sentido figurado, al pene.
(...) No odio a nadie lo suficiente. No amo a nadie lo suficiente. Lo que resulta ser la misma puñetera cosa.
Child of Rage (Hijo de la ira, 1972)