Ellos



¿Qué es la felicidad?

La ausencia de miedo

















miércoles, 27 de abril de 2011

Santiago G



(...) Fuera del trabajo era un tipo normal que jamás llamó la atención por nada. Se repetía a sí mismo, o se lo contaba a su mujer, que la gente no sabía la trascendencia que tenía mirarse en un espejo, o por lo menos en los espejos del hotel en el que trabajaba. En otros lugares, incluyendo su propia casa, jamás notaba nada extraño, pero en el hotel, a solas en las habitaciones o en los pasillos adornados lujosamente, el espejo le reflejaba como quería, y además le mostraba los reflejos de los otros, desnudos o vestidos, histéricos o relajados, pero siempre mirando fijamente hacia el abismo sin saber que el abismo es sólo nuestro reflejo en un cristal. Jamás rompió ningún espejo. Los otros empleados le decían que era un hombre con suerte. Le daba igual el mito supersticioso. Él trabajaba con tanto cuidado para no herir a las sombras y no dejarlas rotas en mil pedazos, deshechas, desorientadas y perdidas en el suelo de cualquier habitación. Él sabía que estaría para siempre dentro de todos aquellos espejos que los demás veían diáfanos.

Sentados (Anroart 2011)

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