Ellos



¿Qué es la felicidad?

La ausencia de miedo

















martes, 14 de agosto de 2012

Colapsos


Fideas:
La falta de sueño degenera en delirio. Pero si uno aguanta lo suficiente llega la lucidez. (...) Leí en alguna parte que las prioridades humanas son, por este orden, beber, comer y follar. Es decir, por si no me he explicado bien: un hombre sometido a abstinencia al que le ofrecen una jarra de agua, un pollo asado y una mujer desnuda, primero bebe, luego come, y por último, folla. Los insomnes no vamos de ese rollo. Ante la opción de un largo sueño tras quince días de insomnio, no creo que ninguno perdiéramos el tiempo con una jarra de agua.
Lucía:
Me descubrió espiándola por la rendija mientras ella estaba con aquel hombre en la cama. Me sentó en el suelo; mientras, él se subió avergonzado los pantalones: "Hija, una mujer necesita tres clases de hombres: uno que le llene la cartera, otro que le llene el corazón y un tercero que la llene en la cama. No existe el hombre que haga las tres cosas a la vez. Cuando una pare un hijo, su corazón ya no necesita a nadie más. Cuando una tiene el dinero, no necesita a nadie que le forre la cartera..." ¿Y en la cama, madre? -le pregunté- ¿Hay algún momento en que también se pueda prescindir de ese hombre? -Mi madre entonces sólo sonrió.
Nadrlo:
-¿Cómo puede un hombre follarse a alguien a quien ama? Te lo digo en serio: el mundo se equivoca. Han establecido que todo puede intercambiarse mediante dinero menos el amor, y en realidad debería ser al contrario: un mundo sin propiedad privada en el que lo único intercambiable fueran los sentimientos.
Númuno:
La gente tiende a considerarse inteligente cuando en realidad no demuestra más que una mera habilidad en una disciplina de la vida. El principio que define la superioridad de un ejemplar sobre otro no es la inteligencia, sino la aniquilación del adversario, la supervivencia del mejor adaptado, y eso nos obliga a aprovecharnos de todas las armas de que disponemos.(...)
Nada debe importarnos. Nada excepto nuestra propia existencia, todo es secundario: amigos, familia, principios... No son nada: palabras, ideas que tras morir se desvanecen como si nunca hubieran existido. Todas esas patrañas de los recuerdos, la dignidad y los sentimientos, del vacío que nos dejan... (...) El tiempo los deforma, se desvirtúan: ¡son falsos! Sólo confío en el ahora.
Malo:
Fuimos la generación de la obediencia. Obedecimos y obedecemos por miedo: miedo al fracaso, miedo a ser señalados, miedo a la verdad, miedo a quedarnos solos... Obedecemos porque tenemos miedo hasta de nosotros mismos. Nos deslomamos de sol a sol por miedo a la indigencia. No hemos follado más por miedo a la enfermedad. Fingimos parecer más jóvenes porque tememos hacernos viejos. Vivimos más deprisa porque tememeos la llegada de la muerte. Nos suicidamos porque tenemos miedo a los resquicios de nuestra memoria. (...)
No me gustaba lo que había antes, no me gusta lo que hay ahora, y no9 me gustará lo que habrá mañana. Mis posibilidades de ser feliz son cero.

Colapsos (ed. Difácil, 2005)

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