Ellos



¿Qué es la felicidad?

La ausencia de miedo

















lunes, 24 de marzo de 2014

Q1 Replace


las cosas que parecen duras tienen una elasticidad...
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hemos tenido un cierto complejo de inferioridad con respecto a los científicos porque nos ha parecido que la literatura es una especie de arte combinatoria en la que entran la fantasía, la imaginación, la verdad, la mentira, cualquier postulado, cualquier teoría, cualquier combinación posible, y corremos muchas veces el peligro de estar yendo por malos caminos, por falsos caminos y los científicos dan una sensación de calma, de seguridad, de confianza. Bueno, todo eso para mí no existe ni ha existido jamás, pero cuando leí lo del principio de incertidumbre de Heisenberg me dije: "¡Diablos, ellos son también como nosotros!"
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la fantasía, lo fantástico, lo imaginable que yo amo y con lo cual he tratado de hacer mi propia obra es todo lo que en el fondo sirve para proyectar con más claridad y con más fuerza la realidad que nos rodea
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todo hombre que tiene una idea muy precisa y muy rigurosa de la justicia sufre mucho en el curso de su trabajo personal y de militancia, porque eso que se llama la realpolitik, la política realista, ha obligado tantas veces a tener que dejar de lado la justicia en determinados casos para que triunfen otras causas... tengo una idea muy clara de la justicia pero también de la forma en que en general no se aplica en el planeta
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en determinados momentos de la narración no me basta lo que me dan las posibilidades sintácticas de la prosa y del idioma; no me basta explicar y decir: tengo que decirlo de una cierta manera que viene dicha no en mi pensamiento sino en mi intuición, muchas veces de una manera imperfecta e incorrecta desde el punto de vista de la sintaxis, de una manera que por ejemplo me lleva a no poner una coma donde cualquiera que conozca bien la sintaxis y la prosodia la pondría porque es necesaria. Yo no la pongo porque en ese momento estoy diciendo algo que funciona dentro de un ritmo que se comunica a la continuación de la frase y que la coma mataría. Ni se me ocurre la idea de la coma, no la pongo
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una prosa que acepta y que busca darse con esa obediencia porfunda a un ritmo, a un latido, a una palpitación que nada tiene que ver con la sintaxis, es la prosa de muchos escritores que amo y que cumple una doble función que no siempre se advierte: relata una historia, transmite un contenido; pero junto con eso está creando un contacto especial que el lector puede no sospechar pero que está despertando en él esa misma cosa quizá ancestral, ese mismo sentido del ritmo que tenemos todos y que nos lleva a aceptar ciertos movimientos, ciertas fuerzas y ciertos latidos
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las grandes pulsaciones de la sangre, de la carne y de la naturaleza pasan por encima y por debajo de la inteligencia y no hay ningún control lógico que pueda detenerlas


Clases de literatura
Berkeley, 1980
(alfaguara 2013; edición de Carles Álvarez)
Julio Cortázar

miércoles, 19 de marzo de 2014

El Resto

La oscuridad es un abordaje en la noche. Un rayo oscuro que se ahoga en el firmamento.

¿Dinero? ¿Fama? Destrucción



-Dígame, doc, ¿ha escrito usted alguna vez un libro?

-¿Yo?... ¿Un libro?... ¿Acerca de qué?

-Bien, pues, un libro acerca de lo que usted ha visto, experimentado, y pensado aquí, sobre lo que la vasta selva le ha dicho y sobre sus impresiones acerca de esta vida solitaria y recluida.

-Sí, he escrito un libro. De hecho he escrito varios libros.

-¿Y publicado?

-No, jamás ofrecí alguno a los editores. ¿Por qué había de hacerlo? No me importa lo que digan o piensen las gentes que se dicen bibliófilas. ¿Por qué he de poner mis libros en sus manos? Ellos tienen libros magníficos que nunca han leído, ¿para qué darles más?

-Usted podría publicar sus libros simplemente para ganar dinero.

-¿Dinero? ¿Dinero por mis libros? ¡No! Además, yo tengo suficiente dinero para vivir del modo que vivo. ¿Para qué he de querer más? ¡Para qué, dígame!

-Está bien. Comprendo que en su forma de vida no necesite dinero. Pero podría hacerse famoso.

-¿Famoso, dijo usted? No sea ingenuo, Gales. ¿Fama? ¿Y qué es la fama después de todo? ¡Una molestia! ¡Sí! Del cielo al infierno. Como lo oye. Hoy soy famoso. Mi nombre aparece en todos los periódicos del mundo, en primera plana. Mañana, quizás ni cincuenta personas sabrán escribir mi nombre correctamente. Ya pasado mañana, puedo morirme de hambre y a nadie le interesa. Eso es lo que llaman fama. Usted no debería usar esa palabra, Gales. ¡Usted, no! Claro, existe otra clase de fama –gloria-, la que llega después de muerto, ya cuando nadie sabe en dónde se están blanqueando sus huesos. Y ésa ya ¿de qué le sirve? No, Gales, fama es una palabra que a mí no me gusta. Es sinónimo de basura.

-¿Y qué ha hecho usted con los libros que ha escrito?

-Después de leerlos varias veces cada uno, de revisarlos y corregirlos hasta comprobar su perfección, los he destruido.

-¿Qué? ¿Pero qué cosa ha hecho usted? ¿Ha destruido obras que consideraba perfectas?

-Eso es exactamente lo que he hecho. Suponga usted que algún día, después de mi muerte, alguien encontrara los manuscritos y los publicara. Entonces yo regresaría a este mundo, pues estaría viviendo en las palabras de mis obras. Pero el caso es que una vez que haya partido de esta tierra no deseo regresar ni en envoltura humana o animal, ni bajo la apariencia de un fantasma, ni en ninguna otra forma.

-¡Qué lástima que haya usted destruido esos libros! Si por lo menos a mí me hubiera sido dada la gran oportunidad de leerlos antes de que usted los destruyera?

-Si los tuviera todavía, no dejaría que usted los leyera. No me habría gustado. Los he devuelto a la eternidad de donde vinieron. Mi querido Gales, usted no sabe la felicidad que un hombre experimenta cuando destruye algo que considera perfecto. La dicha de destruir mis libros es sólo comparable a la de escribirlos y leerlos. Precisamente el mal de los humanos consiste en que no destruyen lo bastante, dando con este acto cabida a cosas y sistemas absolutamente nuevos y quizás infinitamente superiores a los destruidos. Al final de cada guerra catastrófica, surgen nuevos inventos y nuevas ideas se ponen en práctica, cosas ambas que tal vez quedarían ignoradas para la raza humana durante periodos larguísimos, si la guerra destructora no abriera nuevos espacios para ellas.

Frecuentemente me doy a pensar cuán diferentes serían nuestras artes, nuestras técnicas, nuestros pensamientos, si todo lo hecho por el hombre, digamos hasta el siglo XVII, hubiera sido destruido por una gran catástrofe; destruido en forma tan absoluta que ningún humano pudiera recordar el aspecto que tenía una rueda de carreta o si la Venus de Milo había sido una pintura, un poema o la quilla de un barco, y si las democracias o las monarquías habían sido nombres de comestibles o campanas de algún templo. Si quiere saber mi opinión, le diré que tengo el convencimiento de que el mundo sería un lugar cien veces mejor si los hombres, de vez en cuando, tuvieran oportunidad de apartarse de la historia y de las tradiciones y perder la memoria de cuanto se relaciona con el pasado.


foto: Sombrita
Texto: Traven Torsvan
aparecen en Lùnula 28

jueves, 13 de marzo de 2014

Like A Virgin



fuera Restaurante snack bar
dentro ella con leggins verdes, se sienta

But you made me feel
Yeah, you made me feel

fuera una moto bien aparcada
y semáforo en amarillo, naranja

Like a virgin
touched for the very first time
like a virgin

el sol en su hombro, que descubre,
piel blanca: parada solicitada

Gonna give you all my love
my fear is fading

en casa las teclas mandan:
  Toroporno, Nasty teen

Oh your love thawed out
yeah, your love thawed out

mi virgen sonríe 
sodomizada

JRamallo