Ellos



¿Qué es la felicidad?

La ausencia de miedo

















lunes, 10 de enero de 2011

Hammett

Brazil dijo:
-Evelyn no está aquí.
Grant le miró airado.
-¿Dónde está?
Brazil se mostró sereno.
-No lo sé.
-¡Eso es mentira! -los ojos de Grant escrutaron con su mirada de fuego toda la habitación. Los nudillos del puño que sujetaba el bastón estaban blancos-. ¡Evelyn! -llamó.
Luise Fischer, sonriente como si le divirtiera la cólera del hombre barbudo, dijo:
-Así es, señor Grant. Aquí no hay nadie más.
Él la miró brevemente, sus ojos enloquecidos cargados de aborrecimiento.
-¡Bah! ¡La palabra de la furcia confirma la del presidiario! -se fue a grandes pasos hacia la puerta del dormitorio y desapareció en su interior.
Brazil sonrió burlón.
-¿Lo ve? Está chalado. Siempre habla así... como un personaje de novela barata.
Ella le sonrió y dijo:
-Tenga paciencia.
-Ya la tengo -contestó secamente.
Grant salió del dormitorio y se dirigió con fuertes pasos a la puerta trasera, abriéndola y desapareciendo a continuación.
Brazil vació su vaso y lo dejó en el suelo junto a su silla.
-Cuando regrese habrá más fuegos artificiales.
Una mujer en la oscuridad

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