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lunes, 17 de enero de 2011

La pureza de las ambiciones

(...) Raras veces hablaba de sí mismo como hacen otros escritores, y mi impresión era que tenía poco o ningún interés por seguir lo que la gente llama "una carrera literaria". No le gustaba la competitividad, no le preocupaba su reputación, no estaba orgulloso de su talento. Ésa era una de las cosas que más me atraían de él: la pureza de sus ambiciones, la absoluta simplicidad con que se planteaba su trabajo. Esto hacía que a veces resultase terco e irritable, pero también le daba valor para hacer exactamente lo que quería. (...)

Leviatán
Paul Auster

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Bien, J... parece ser que estás aprendiendo, lentamente, pero aprendiendo al fin y al cavo.

El Bisturí dijo...

No, error estimado anónimo. Deberías fijarte en quién publica que. No es J... soy yo, H... El Bisturí.

Anónimo dijo...

Ah, ok, H, a veces los confundo, no sé porque.

Hosmán dijo...

Yo tampoco lo sé, estimado anónimo, siempre se especifica en "Publicado por..."

E.J dijo...

"Si no puedes mejorar el silencio, mejor es callarse".