El Sonrisita es gordo, así que le pego con ganas un palmo por encima del ombligo, en el plexo solar, y cae de rodillas a plomo. Al pie de la farola, en la mitad del puente, tose y brilla como un pez globo fuera del agua, pero el hijoputa no deja de sonreír. ¿De qué coño se ríe este cabrón siempre que nos cruzamos? Una patada en la cara y lo tumbo. Siento las llaves moverse, las saco y las coloco entre los nudillos; es jodido ejercer de boxeador sin guantes con unas manos tan pequeñas. Sonríe pedazo de mierda, sonríe... empiezo. Sangre hasta medio antebrazo y un grito y un llamen a la policía. De noche siempre hay cotillas tras las ventanas. Gente aburrida que espera encontrar algo atractivo fuera, en la oscuridad, mientras dentro la fealdad manda. Corro con el puño apretado hasta la puerta de mi casa. Entre los dedos pegamento y temblores. Me cuesta abrir...
Ahora estoy duchado. Mis manos limpias y mi pulso listo. Sentado en el sillón huevo de ikea busco en google Hardcore y Facefacking. Hoy la paja de siete minutos trae extra de placer. La rubia se lo traga todo y El Sonrisita sonríe sin dientes. Puede que hasta me ponga a escribir.
2 comentarios:
Rómpele todos los dientes, de cualquier manera es un hijoputa.
Encantador.
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