Ellos



¿Qué es la felicidad?

La ausencia de miedo

















domingo, 16 de octubre de 2011

Pantalones rojos.



...El caso es que desde entonces, en determinados momentos, los objetos quieren hablarme de sus dueños. Me viene a la cabeza el tipo apoyado en su Pontiac amarillo, calzado con náuticos y sus vaqueros rojos.
-sus negocios y responsabilidades no impiden que sea un tipo afable, incluso con un mierdaseca como tú -Anunciaron los jeans.
-Eres hijo de...
-Sebastián, el...
-¡Sí, hombre, Sebastián!, ¿cómo está?
-Bien -Bien seco, pensé.
Podía seguir su palique baboso tan solo asintiendo con la cabeza, y metiendo algún "...en la situación actual...". Prestaba más atención a su camisa.
-Mañana con "el socio", la princesa búlgara-. Tendrá un anzuelo en la punta del glande, tal vez lo use...
-¿Me oyes?
-¿Decía...?
-Guarda la copia de industria. Por este papel solemos cobrar trescientos-. Me dirige una mirada (la primera a la cara) mezcla de complicidad y reproche, dura tan solo dos segundos en los que pierdo mi oportunidad de mostrarme conmovido. -Dame doscientos-. Ya me habían dicho lo buenagente que es.
Detrás de él su Pontiac habla de un miedo infantil, o algo así. -mata a este cabrón-. Le contesto sin abrir la boca.
De cualquier modo, su polo parlanchín le llevará volando a Bulberry`s heaven, yo al puto infierno, por las circunstancias desaprovechadas, por odiador de hombres, por gilipollas en definitiva. A pasar la eternidad acechado siempre por peligrosas personas sin vicios.

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