Una Elefanta pasa por delante de una tienda de ropa, en el escaparate un cartel anuncia: “Tallas grandes”. Tras un mostrador de vidrio con luces de colores, una Pava con pestañas postizas la recibe:
-Buenas tardes. ¿En qué puedo ayudarla? –dice la pava con sonrisa burlona.
-Hola, qué tal… Necesito una funda nórdica para la trompa, y unas orejeras de lana –responde la elefanta mientras mira la ropa que está colgada.
-No tenemos de su talla –espeta la pava frunciendo el ceño.
-¿Cómo dice? Pero si en el escaparate hay un cartel que pone tallas grandes.
-Sí, pero usted necesita una Supergrande, y nosotros no vendemos eso –contesta moviendo la cabeza a modo de negación mientras vuelve a sonreír, la pava.
-¿Entonces mi talla no es la grande, sino la supergrande? – comenta dubitativa la elefanta-; ya entiendo ¿Y dónde puedo comprar ropa de mi talla? Soy nueva en la ciudad y no sé dónde ir –pregunta ahora con la vista hacia el suelo, entre confundida y resignada.
-No tengo ni idea –responde contundente y maleducada pava.
Elefanta sale de la tienda con un andar lento, balanceando la trompa sin sentido aparente. Mientras, desde la puerta de la tienda y fumando un cigarrillo la pava piensa: “Buena suerte, elefanta, buena suerte”.
1 comentario:
Elefanta o cucaracha, si no eres como los demás, jamás encontrarás tu talla ni quien mueva un dedo por que la encuentres
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