Ellos



¿Qué es la felicidad?

La ausencia de miedo

















viernes, 1 de febrero de 2008

Con la iglesia....


Con la iglesia hemos topado.... de nuevo. Recordándonos otros tiempos donde el gris era tonalidad predominante, donde la moral, la libertad de expresión, el arte y -por descontado-, el futuro de cada individuo, eran manejados con mano católica derecha y firme, vuelven. Vuelve la iglesia, esa que nunca se fue, esa que amparada en su mejor momento económico en este país (no hay que olvidar que cada español quiera o no los subvenciona con parte de sus impuestos ahora más que antes), aún, quiere más, quiere un pasado glorioso que temen no recuperar nunca. Nos ve la iglesia -quizá- demasiado libres, alegres, creativos... y claro, esto no puede ser, el sufrimiento ha de seguir siendo la razón de nuestra existencia, nuestro sufrimiento claro, porque a Camino se le ve una cara redonda, brillante y roja, que recuerda a cualquier viva la vida de taberna -o pub-, que espera a que llegue su amante adolescente. Pero por dios!! qué digo, blasfemia, seré condenado y quizá, umm!! azotado por Camino o Rouco, umm!!, vale la pena arriesgarse. Miedo, mucho miedo tiene nuestro clero, pobrecitos, lo pasan tan mal. Por eso hacen campaña, sin dar nombres de preferidos pero dejando que las viejas gaviotas del PP caguen y se dejen ver a su alrededor, y que las nuevas y jóvenes melenas -flequillos aznarianos- centro derechonas, abracen una bandera y una cruz utilizadas hasta el asco... ... asco, asco, asco.... una y otra vez en mi cabeza y estómago.Pues eso, que cada cual vote lo que crea conveniente, y Dios nos proteja a todos....

1 comentario:

Ana J. dijo...

Debe ser duro no ser nadie, la nostalgia por el poder perdido.
A mí sus anatemas y sus diatribas no me calan, apenas me provocan más que pena. Pena por ellos, fosilizados en otro tiempo, incapaces de comprender que el mundo ha cambiado. Pena por nosotros, los que creemos que hay cabida para todas las creencias y todos los valores que puedan hacer esta sociedad un poco mejor. Pena y, cada vez más, indiferencia.