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Mute
¿Qué es la felicidad?
La ausencia de miedo
¡Oh Dios mío!, oh Dios mío a través de las paredes del edificio. Dios mío por favor, por favor, déjame en paz, márchate.
(...) Todos detestaron en su día a Céline, por su nihilismo que obstinadamente se niega a la pereza de la esperanza: todos, nazis, resistentes, la buena y la mala gente. Él mismo lo dijo: "En el periodo más rabioso de la historia de Francia, puedo enorgullecerme de haber logrado al menos la unanimidad de los franceses en un punto: mi asesinato". No, no habrá homenajes oficiales para él, ni ahora ni nunca. Se encargó de hacerlos imposibles. Solo le corresponde uno, mínimo y salvaje, que Philippe Muray condensó en la primera frase de su ensayo: "El nombre de Céline pertenece a la literatura, es decir, a la historia de la libertad". El resto es silencio.
Eso es todo. No me interesa lo decorativo, ni lo hermoso, ni lo dulce, ni lo delicioso. Por eso siempre he dudado de una escultora que fue mi mujer algún tiempo. Había demasiada paz en sus esculturas para ser buenas. El arte sólo sirve para algo si es irreverente, atormentado, lleno de pesadillas y desespero. Sólo un arte irritado, indecente, violento, grosero, puede mostrarnos la otra cara del mundo, la que nunca vemos o nunca queremos ver para evitarle molestias a nuestra conciencia. 

Cuando la sombra del marco de la ventana se proyectó sobre las cortinas, eran entre las siete y las ocho en punto y entonces me volví a encontrar a compás, escuchando el reloj. Era el del Abuelo y cuando Padre me lo dio dijo Quentin te entrego el mausoleo de toda esperanza y deseo; casi resulta intolerablemente apropiado que lo utilices para alcanzar el reducto absurdum de toda experiencia humana adaptándolo a tus necesidades del mismo modo que se adaptó a las suyas o a las de su padre. Te lo entrego no para que recuerdes el tiempo, sino para que de vez en cuando lo olvides durante un instante y no agotes tus fuerzas intentando someterlo. Porque nunca se gana una batalla dijo. Ni siquiera se libran. El campo de batalla solamente revela al hombre su propia estupidez y desesperación, y la victoria es una ilusión de filósofos e imbéciles.
Magnífico vídeo lleno de belleza, emoción y humor que anuncia nuevos y más complejos proyectos de alta calidad fruto del trabajo conjunto de Hosman Amín Torres, escritor y ex-alumno del Minik, con JRamallo el autor de "Ensalada de canónigos" y hombre polifacético que todo lo hace bien y con genio. De uno y otro oiremos hablar alto si no se entregan a la falta de ambición tan habitual por estas tierras. La pieza en cuestión ha sido grabada con la función de vídeo de una cámara de fotos. Sólo nos podemos imaginar lo que podrían hacer de disponer de los medios adecuados. Disfrútenlo.
Agustín Miranda Armas
Semblanza Autobiográfica del Autor: