Detesto las comillas, en cada línea, en cada duda.
Detesto a los lectores que aceptan las comillas, idiotas necesitados de explicaciones.
Detesto a los escritores de comillas, imbéciles en busca de gloria fácil, ésa que no deja huellas.
Detesto a los que censuran en nombre de una educada libertad de expresión: métete tu hipócrita corrección por el culo: “Introdúcete tu insincera urbanidad por el ano”.
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