Historia del ojo (1928)
Ellos
¿Qué es la felicidad?
La ausencia de miedo
miércoles, 26 de agosto de 2009
Ojo surrealista
(...) Al mismo tiempo imaginábamos acostar a Marcelle con las faldas levantadas, pero calzada y vestida, en una bañera a medio llenar de huevos sobre los que ella haría pipí a medida que fuera aplastándolos. Simone soñaba también que yo cogía a Marcelle desnuda en mis brazos, con el culo en lo alto, la cabeza abajo y las piernas dobladas; ella misma, vestida con una bata empapada de agua caliente y pegada al cuerpo, dejando desnudos los pechos se subía a una silla blanca. Yo enervaría sus pechos metiendo los pezones en el cañón de un revólver reglamentario cargado y recién disparado, cosa que, de entrada, nos inquietaría y, luego, daría al cañón el olor de la pólvora. Entretanto, ella derramaría desde lo alto y dejaría deslizar nata líquida sobre el ano gris de Marcelle; orinaría también en su bata o, si la bata se abriera, sobre la espalda o la cabeza de Marcelle en quien, por otro lado, también yo podría mearme. Marcelle me inundaría entonces, porque tendría mi cuello apretado entre sus muslos. También podría hacer entrar mi verga orinante en su boca.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Muy poético, sí.
Publicar un comentario